Ésta persona había llevado años quejándose de dolores de cabeza intensos y constantes, además de problemas para ingerir la comida, los doctores no hallaban la causa del problema y suministraban analgésicos suponiendo que la persona sufría de una fuerte migraña crónica.
Los doctores en un acto de arrojo decidieron tomar radiografías de la cabeza y fue allí donde se percataron del problema, una hoja de cuchillo de diez centímetros, en proceso inclusive de oxidación, se encontraba en la cabeza del paciente.
Tras la intervención ésta persona solamente agradeció fervientemente y dijo sentirse muchísimo mejor, ¡como para no estarlo!. Pero lo que aún sorprende es que un cuchillo tan grande no ha tocado ninguna parte vital del cerebro.
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